miércoles, 27 de agosto de 2014

Teodora: Imperios, Emperatrices, falos y otras hierbas

Me siento en la obligación de dar cabida a una mujer en este campo de nabos en el que se ha convertido este blog. Un toque femenino no estaría mal, por un lado calmarían las ansias de arrancarme los dedos con los que aporreo la máquina del demonio (el portátil) por parte de una facción ultrafeminista que me ha acusado de genocida-machista y por otro reclamar la importancia que han tenido las féminas a lo
largo de la (H)istoria.
Hoy nos visita una mujer que consiguió ser odiada, deseada, querida y asqueada por partes iguales. De tener como origen un cuchitril infecto a ser la Emperatriz de un vasto territorio. Controvertida y con un halo de misterio sin resolver.... ¡Teodora de Bizancio!
Foto del perfil de Facebook


Pocas obras han llegado a nuestras manos para relatarnos fehacientemente el día a día del Imperio Bizantino, entre las mala baba que se gastaron los otomanos al tomar la ciudad y el poco cuidado de los cruzados que se hospedaron en ella, no me queda otro remedio que consultar los libros de Procopio. ¿Quién es el tipo este? pues un historiador de la corte bizantina, secretario del general Belisario (el mejor general desde Julio Cesar, pero un triste con las mujeres), de los que hablaremos en este artículo y que tienen una especial relación con nuestra mujer fatal. Escribió tres libros sobre el Emperador, Teodora y sobre su patrón Belisario, dos de ellos en plan "son maravillosos y estupendos", pero en este artículo nos centraremos en el llamado "(H)istoria Secreta" que nos da información jugosa y escabrosa sobre la vida de esta enigmática mujer.

Diremos que nació en algún pueblo de la costa de la actual Siria o en la isla de Chipre sobre el año 500 D.C, hija de una mujer de baja cuna (una actriz, un oficio mal visto por la sociedad), con dos hermanas más fruto de las incesantes relaciones sexuales de su madre con otros hombres, pero podríamos decir que el padre oficial de todas ellas era el jefe de los domadores de osos en la capital de Bizancio.
Este hombre trabajaba en el Hipódromo, el auténtico centro social de la ciudad, con capacidad para 100,000 personas y donde el dinero y las hostias estaban al orden del día. Y sus servicios estaban prestados a la facción Verde, pero...¿qué es éso?, ¿el equipo de la Heineken?, ¿de la Guardia Civil?....

Pues no, una de las características de Constantinopla era la división vecinal entre dos grupos totalmente opuestos: los verdes y los azules. Chocaban en los temas de política, deportivos, teológicos, en el tamaño de sus falos y hasta en los canales de T.v. Y sus choques solían acabar en puñaladas e insultos variados. Quizás era un vivo retrato de lo que hoy en día representa un choque entre equipos rivales de fútbol.
bebida oficial de la Facción Verde

Pero a este pobre domador le toca morir y dejar viuda a su señora. Poco tarda en encontrar a otro hombre y como mandaba la tradición, ocuparía el lugar de su difunto esposo. ¡Ah!, ¡Pero estamos en Constantinopla!, paraíso de las traiciones y puñaladas varias. El puesto vacante se le concedió a otro rufián que de buenas maneras consiguió el puesto (mediante soborno, otra tradición bizantina).
Imperio Bizantino, corrupción y lujuria por todo el Mediterráneo
Confiada en el buen recuerdo que dejó el  difunto al servicio de la Facción Verde, reclama misericordia a éstos, pero únicamente consigue la mofa en público (Constantinopla estaba lleno de trolls), pero llama la atención al grupo contrario. Ahora la familia está bajo la protección de la Facción Azul y ello marcará a nuestra futura Emperatriz en sus acciones futuras, lo que se denomina "rencor, puro y duro".
Y ser una mujer viuda, del vil populacho y con 3 bocas a las que alimentar no pudo escoger otro camino: alquilar su cuerpo por horas. Y como no, Teodora y sus hermanas aprenderían el oficio siendo unas niñas.
El Hipódromo, el antro por excelencia
Dicen las malas lenguas que a la temprana edad de 10 años ya ofrecía servicios sexuales a los depravados de la época. No olvidemos que la prostitución infantil no es algo nuevo y originario de los enfermos mentales que acuden en masa a Tailandia, y en el caso de Constantinopla, heredera del putero indecente Imperio Romano, era un negocio en boga para una ciudad de 750,000 puteros habitantes.
De representaciones teatrales con muy poca ropa (un taparrabos, cual Tarzán en celo), poco argumento y mucho erotismo a pasar a temas más carnales. Pronto empezó a destacar en el viejo oficio de subir y bajar pieles a cambio de unas monedas, adquiriendo una reputación de gran profesional y dedicada en cuerpo y alma a sus menesteres: 
“En ocasiones acudía a una cena comunal con diez o más jóvenes muy vigorosos y se acostaba con todos sus compañeros de mesa durante la noche entera, y cuando éstos estaban ya demasiado exhaustos para continuar, ella seguía con sus sirvientes, unos treinta y fornicaba con cada uno de ellos, ni siquiera de ese modo conseguía aplacar su lujuria”
Un casting de Teodora en sus tiempos jóvenes


La cita anterior no es de una actualización de Facebook, está recogida en el dichoso libro del ya mencionado Procopio. Un libro que  no se publicó hasta cientos de años después de su muerte, parece ser que soltar alegremente esta clase de chismes sobre la Emperatriz (una vez alcanzado ese cargo) podía acarrearte la pérdida de tus cojones gónadas. Y es que el cachondo de Procopio describía a Teodora como una insaciable devoradora de miembros viriles:
"Maldecía a la Naturaleza por proporcionarle únicamente tres orificos para proporcionarle placer"

En esta turbia etapa de su vida es cuando conoce a Antonina, otra mujer dedicada a hacer llorar el cíclope a los hombres que le pagaban por ello, y con la cual mantendrá una fuerte amistad hasta su muerte.
Imagen de Antonina (su pose más seria)
Al contrario que su madre, Teodora no quería verse en un futuro ejerciendo su oficio en los peores tugurios de la ciudad, así que a los 16 años se fue de excursión a la región de Libia con un flamante fichaje:
Hecebolus, nuevo gobernador (después de haber pagado por el puesto) de aquella zona donde años después aparecería otro pedazo de macho, Gadafi.
La relación duró 4 años, nació una criatura y poco más se puede decir. Hecebolus se cansó de ella (según Procopio porque a Teodora le gustaba follar conversar con muchos hombres) y a nuestra protagonista le picaba el coño alma de tanta arena libia y regresó a su casa.
Pero por el camino llegó a Alejandría y se topó con el Patriarca de la secta Monofisista que la aceptó, comulgó, perdonó y educó. ¿Qué cojones diablos es eso del Monofisismo?, para los bizantinos existían tres clases de preocupaciones:
- Los continuos ataques de los pueblos limítrofes que querían quedarse con sus tierras (y con sus mujeres)
- Las carreras en el hipódromo (ya sabeis, los azules y los verdes)
- Y las discusiones sobre la naturaleza humana de Cristo
Y es en este último punto donde surgen estos simpáticos muchachos. Decretado su forma de pensar como herética por el Papa Leon I, encontraron asilo en territorio egipcio y su patriarca se encargó de excomulgar a su vez al propio Papa. Una auténtica pelea de gallos.

"Excomulgo a los monosofistas y de paso me como un niño hereje"
Y he aquí que, durante un par de años, nuestra mujer fatal cambia de aires, deja su anterior vida de puta cortesana y se entrega a la causa monosifista para siempre.
De Alejandría pasó a Antioquia, donde establece amistad con una bailarina-cortesana-confidente llamada Macedonia. Esta mujer de vida alegre será clave en el próximo paso.

De vuelta a Constantinopla se instala en una casa cercana al palacio real y se dedica a hilar lana. Muy surrealista y típica escena de una película de Disney, pero al igual que el pasteloso film de "Pretty Woman", nuestra ramera mujer devota conoce a su príncipe azul y nunca mejor dicho, el heredero al trono de Bizancio.
Justiniano, este hermoso mancebo, conoce a Teodora gracias a las habladurías de Macedonia (la bailarina de Antioquía) y se queda prendado de la belleza de nuestra Pretty Woman particular. A partir de ese momento se hacen pareja y tendrían que esperar a que cierta persona pasara a mejor vida para poder contraer matrimonio.
Justiniano, ese Richard Gere de la Antigüedad
Esa persona rencorosa con el mundo era Eufemia, esposa del Emperador Justino I (el tío de Justiniano). Parece un poco engorroso, pero simple: la tía de Justiniano no quería que una asquerosa ex-actriz (p0rno) pusiera los pies en palacio.
Pero no recordaba que en el pasado ella misma había sido una tremenda comenabos esclava, dedicada a regalarle caricias y folladas relaciones sexuales como una consorte del Emperador. Y es algo que pasa en las mejores familias, echar mierda pestes sobre tus propios allegados sin querer ver la tuya misma.
La tía Eufemia muere, el tío Justino le cae la baba por Teodora y consigue que la ley que prohibía la unión entre actrices (p0rno) y oficiales imperiales se derogue.
Y a la muerte del tío Justino llega la coronación de Justiniano y de Teodora como emperadores. Pero ella no era una emperatriz consorte, nada más lejos de la realidad, quiere ejercer el título como deseaba desde pequeña, cuando tenía que sobrevivir en los antros del Hipódromo a golpe de escenas p0rno de bajo presupuesto.
"Actualización de estado de Facebook: Justiniano tiene una relación con Teodora"

Ahora nadie le tose, todo lo controla, tiene espías en todas las salas del enorme recinto de palacio y a quien osara  lo podría pagar muy caro y Teodora no aceptaba la Mastercard por ello. Únicamente se conformaba con la castración y el exilio del gilipollas osado.
Pongamos unos ejemplos:
* El jefe de la poderosa guardia personal del Emperador, un hombretón fornido llamado Prisco, fue ordenado sacerdote a la fuerza y desterrado a un monasterio lejos de la capital por hacer comentarios inapropiados acerca de la Emperatriz.
* Juan de Capadocia, un alto cargo mezcla entre Ministro de Justicia, Economía, Hacienda y le sobraba tiempo para reformar la casadeputas burocracia bizantina , era eficaz en sus cometidos, tan eficaz que Teodora decidió acusarlo de traición y mandarlo lejos de la capital a causa del enorme poder que estaba acumulando.
* Amalasunta, reina de los ostrogodos, quería pactar con Justiniano y acercarse lo suficiente a su polla reino para dejar atrás a los garrulos de sus súbditos (los ostrogodos no eran muy refinados). Para su desgracia se enteró Teodora y los neanderthales de los ostrogodos, Amalasunta murió poco después tomando un baño. Y no, no fue por un accidente, la mala baba de los neanderthales se unió con el eterno rencor de Teodora.

Y ahora hablemos de los otros protagonistas: Belisario, Antonina y Procopio.
Antonina era la esposa del general Belisario, el auténtico Power Ranger de la época, azote de los enemigos de Justiniano, capaz de expandir las fronteras del Imperio hasta sus máximos (h)istóricos, pero incapaz de controlar la insaciable vagina devoradora de falos de su mujer. Cuando por fin quiso poner coto a la depravada vida de Antonina, ésta usó su eterna amistad con la Emperatriz para conseguir que Belisario fuera apartado de todos sus cargos, honores y que temiera por su vida. 
Consiguió recuperar todo lo anterior al arrastrarte por los suelos cual vil gusano y decirle a Antonina que toda la culpa era suya, que ella era la mejor mujer del mundo y que nunca lo volvería a hacer. Hace acto de presencia el famoso "chochopower", un misterioso poder que reside en las mujeres 
y que es capaz de derrotar al más macho de los machos.
Belisario, el mejor cornudo general de Bizancio
Y ese poder fue necesario para frenar la revuelta de la Niká, un festín de destrucción iniciado en el lujurioso y centro de problemas que era el Hipódromo. 
Por fin, tras muchos malentendidos e insultos, las facciones enemigas acérrimas se alían para poner la ciudad patas arriba, quemar templos, matar a diestro y siniestro, organizar una orgía de destrucción y hacer que el propio emperador se hiciera caca al pensar en la posibilidad de que su cabeza engrosara la lista de "nobles a los que hemos pasado por el cuchillo".
Justiniano pensaba dejar la ciudad, huir cual cobarde y miserable rata, pero nuestra valerosa mujer empezó a hablar delante de su marido y la cuadrilla de sus acobardados generales de como se debería comportar un Emperador y el valor de un falo erecto.
Los hombres allí reunidos asumieron su rol de "machos on fire" y decidieron realizar una masacre para recordar en años. Aprovecharon la confusión reinante para concentrar fuerzas militares, sobre todo mercenarios que les daba exactamente igual a quien degollar, en las puertas del Hipódromo y entrar como un elefante en una tienda de fina vajilla inglesa. Se calcula que hubo 30,000 muertes en aquel asalto y que la ciudad quedó tranquila durante años, los ánimos se enfriaron (al igual que los cuerpos de los difuntos) y Teodora consiguió el respeto de los generales.
"Mira, a esos tipejos del Hipódromo les vamos a arrancar los ojos"

Ahora tocaba el momento de reconstruir la ciudad al gusto de los Emperadores, catedrales enormes, calles fabulosas y red wifi gratis para todos. Y de paso hacer cumplir el mega-tocho del nuevo código penal: la feliz pareja publica en su perfil de Facebook en el año 529 las 4.652 leyes denominadas “Codex Justinianus”, en las que por supuesto, el emperador era el poder absoluto y su palabra era la ley. Fue su contribución más duradera, pues fue usada durante 900 años y con el tiempo llegó al resto de  occidente.
Teodora influyó en este nuevo código penal y... aún a pesar del rencoroso de Procopio, el toque de Teodora fue positivo. Quizás en aquella época no se valorara debidamente, pero en nuestra era sería considerada la mejor defensora de los derechos de las mujeres:
prohibió la prostitución, los burdeles, penó la violación, derogó la pena de muerte por adulterio, mejoró los derechos de los hijos nacidos fuera del matrimonio y creó una comisión permanente para escuchar a todas aquellas mujeres que hubieran sufrido algún abuso. Todo un adelanto, 1.500 años antes de lo que creemos normal y justo, ella dejaba de eliminar enemigos políticos por un rato e intentaba que otras niñas no pasaran por el infierno que ella tuvo que vivir.
Teodora ha sido etiqueda en una foto: "Inauguración del Código Penal"

 Mando la construcción de un monasterio llamado "Arrepentimiento" (Matenoia). Allí las ex-prostitutas podían llevar una vida de recogimiento espiritual. Pero Procopio dijo que directamente encerró a unas 500 prostitutas en un régimen de putamadre estricta vida religiosa, que cerca de la mitad no soportaron vivir sin facebook, whatsapp y sin pollas falos para poder jugar y decidieron marcharse saltando por la torre de la cuasi-prisión.

Pero llegó el año 548 y un cáncer se lleva a nuestra mujer al cielo de los monosofistas, el Imperio Bizantino se queda sin emperatriz, Justiniano sin su amor, Antonina sin su mejor amiga y nuestro artículo encuentra su fin.

¿Qué opináis? ¿Estaba en lo cierto Procopio acerca de la mezquindad de Teodora? ¿O nos hemos topado con una mujer que hizo cátedra en la (H)istoria?

P.D. Lo que sí es cierto, verdad de la buena, es que a Antonina  le gustaba más los falos que un lápiz a un tonto.







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