sábado, 30 de agosto de 2014

EL SEMEN DE HÉRCULES, TU RICA COMIDA



Después de un tiempo de inactividad deportiva volví a pisar un gimnasio para poder deleitar a mis ojos como un inocente mancebo de la Grecia clásica: un local lleno de sudorosos hombres musculados mostrando al mundo sus dotes corporales y hormonales.
Podría ser otro día sin más, pero algo llamó mi atención: cierto varón al que conocía desde hacía años había sufrido una extraña mutuación en su estructura corporal, pasando de ser un mierdecilla hombrecillo con cuerpo de niño a un poderoso Power Ranger cargado de músculos y venas a punto de estallar.
Uyyyyy!! Creo que alguien se ha pasado de la raya en el gimnasio
Presto a quitarme las dudas sobre esa increíble transformación le pregunté a otro conocido el procedimiento seguido por nuestro admirado fortachón y, para el gozo de mis oídos,  la respuesta obtenida fue: " ese hijoputa portento de la naturaleza se metió un ciclo de esteroides y en unos meses se pusó inmenso".
Con esa respuesta, y con ganas de indagar más sobre los orígenes de esas  pócimas milagrosas capaces de ofrecerte el Edén de los músculos os he preparado este tocho-artículo para delicia de cualquier amante de las saunas de gimnasio.

Los deseos de obtener los mejores resultados deportivos son bien conocidos desde la antigüedad, el poder transformarse desde un enclenque Ralph Machio ( el mierdecillas protagonista de  Karate Kid) a todo un Jean Claude Van Damme ha sido el oscuro objeto del deseo  desde que alguien se sacó de la manga la primera competición deportiva de la (H)istoria.


"Oye, Claude!! Cuál es tu secreto para estar así de fuerte??"
"Pues comer sano, entrenar y esteroides dormir 8 horas"
No es un producto actual basado en la codicia y en los contratos publicitarios propios del imperialismo capitalista de la Coca-Cola y el Burguer King: el que crea en los valores impertubables de los antiguos atletas griegos, las tonterías del juego limpio de las Olimpiadas y otras lindezas propias de un enamorado de las películas de Isabel Coixet puede dejar de leer este post.

Dejando a un lado a los berserkers escandinavos, esos vigorosos vikingos semidesnudos que tomaban su fuerza e ímpetu combativo a base de comer ciertos hongos alucinógenos ya que saquear poblados nunca fue una disciplina deportiva reconocida por el COI (Cómite Olímpico Internacional, que hay que explicarlo todo) y a las diversas culturas que poblaban el continente sudamericano antes de la llegada de "Hernán Cortés & Cía.", con la hoja de la planta erythosyl coca (la coca de toda la vida) o el peyote mejicano metida siempre en la boca, nos plantamos únicamente en el uso exclusivo de sustancias para su uso deportivo.

Los griegos y sus juegos deportivos buscaban la perfección del cuerpo y de la mente del ser humano.
Uno de los conductores de esa perfección, además de las atestadas saunas llenas de machos depilados, eran las Olimpiadas.
En estas olimpiadas se ganaba un reconocimiento a nivel nacional, la sastifacción de la victoria y otras recompensas morales, pero además los deportistas se podían llenar los bolsillos con interesantes cantidades de dinero, casas en la playa, ropa de diseño, ser objetos de deseo y otras dádivas.
No es de extrañar que ante semejante pastel no se sintieran tentados de trampear en lo posible su condición física, era tal la cantidad de argucias de viejo zorro que hasta al mismísimo Berlusconi se sentiría asqueado ante tanta putrefacción moral.
"Deportistas tramposos?! Me da asco esa clase de gente sin ética!!"


Con este páramo se presentaban 3 opciones para conseguir el fin de ser el mejor tramposo deportista de las Olimpiadas:

1. Los alimentos: carnes y frutas, es efectivo cuando tu alimentación es superior con respecto a tus rivales, pero no lo suficiente para machacarlos
2. Plegarias, oraciones y amuletos: el poder de la autosugestión, el convencimiento de que tu falo es el más grande, gordo y venoso de la competición, pero con ello no llega para subir al podium.
3. La más importante de todas ( y la más efectiva), la combinación secreta de diversas sustancias a las que hoy podríamos llamarlas "dopantes". Aquí es donde se encuentra el quiz de la cuestión, el que puede marcar un antes y un después en la vida de nuestro mierdecilla campeón hormonado del gimnasio.

Por eso los griegos no permitían participar a las mujeres


Ya en aquellas lejanas Olimpiadas los jueces eran conocedores de tales artimañas del punto 3 y también podríamos decir que aquí nace el primer intento de acabar con tales prácticas poco deportivas. Como no existían ni las eficaces máquinas de laboratorio del CSI (capaces de resolver cualquier crimen en un solo episodio y de paso hacer un delicioso batido de fresa) ni una compleja red de colaboradores capaces de levantar a los deportistas a las 3 de la mañana para realizarles un análisis de sangre, optaron por reunir a los participantes en lo que ahora llamaríamos "Villas olímpicas" hasta 1 mes antes de la competición. Así podían tenerlos más vigilados, pero solo consiguieron que, con mucha soledad y  aburrimiento, entre los deportistas hubiera más roce entre falos y anos, tal como sucede en las modernas Olimpiadas. Y el solemne juramento (realizado sobre un asqueroso pedazo de carne de  cerdo macho) de que  estaban más limpios de sustancias ilegales que Peter Doherty después de un concierto no era muy disuasorio entre los atletas.
Peter Doherty después de ganar la prueba de los 100 metros coca

No sé el porqué, pero de entre todas esas sustancias tan misteriosas y prohibidas mi favorita era el denominado "Semen de Hércules", ese nombre tan evocador no podría otorgar más que fuerza viril a quien lo tomara.
Bill Clinton intentó convertir a Monica Lewinsky en una atleta de élite a base de su propio Semen de Hércules


¿Y fue en base de la actuación de estos drogadictos deportistas cuando se acuñó el término "doparse"?... pues no, se dedicaban  más a contemplar a los desnudos y sudorosos atletas que a buscar nombres para definir sus prácticas pocos ortodoxas.
Ahora tenemos una pelea de gallos entre los eruditos de la etimología (especialistas que estudian el origen de las palabras): unos abogan por su nacimiento en alguna tribu africana (con  sus enormes falos de color chocolate) y sus bebrajes milagrosos, otros por un origen boer (colonos holandeses de Sudafrica) y finalmente los que perjuran que fueron los british los creadores de la dichosa palabra "dop" para referirse a las sustancias tipo Redbull que obligaban a beber a los caballos de carreras.
Y como este artículo va dirigido únicamente al deporte ignoraremos a todos aquellos que usaban el "doping" con otros fines que no fueran exclusivamente enfocada a la práctica deportiva.
Los efectos secundarios del Redbull en los animales
En el Imperio Romano se extendió el uso de hierbas y bebidas para ganar a toda costa. Tanto los sufridos gladiadores (les iba la vida en ello) como los caballos de carreras de cuádrigas tomaban energizantes para alcanar el triunfo, todo el mundo lo sabía... todo el mundo lo aceptaba.
Tuvo que llegar el emperador romano Teodosio "el aburrido"  para poner un poco de orden en aquellas pruebas deportivas abocadas al sexo anal sin control y drogas a cascoporro. Prohibió las Olimpiadas en el año 395 D.C para conservar la poca dignidad que le quedaba a la civilización romana.

Ni las distintas tribus germánicas que se repartieron el Imperio Romano después de su destrucción, ni los señores feudales de la Edad Media  sientieron la necesidad de organizar pruebas deportivas para elevar el ánimo a la plebe, preferían la caza de brujas, las guerras entre primos y casarse con sus primas.
Pero todo (o casi todo) cambió a finales del siglo XIX, el deporte se populariza entre todas las clases sociales, los eventos deportivos se convierten en algo cotidiano y... dinero, como no.
En las famosas pruebas ciclistas de varios días de duración aparecen claros casos de ingestión de sustancias estimulantes: cafeína, nitroglicerina, azúcar mezclado con éter, alcohol, cocaína, oxígeno...los ciclistas inauguran toda una nueva era en la cuestión de la "suplementación deportiva"
Las mezclas del siglo XIX a veces no conseguían los resultados deseados

Choppy Warburton, entrenador de ciclistas por aquella época tiene el dudoso honor de ser el artífice de la muerte por dopaje del primer deportista documentada. Uno de sus púpilos, Arthur Linton, murió en el año 1896 poco después de la prueba Burdeos-París a causa de unas fiebres tifoideas....la mezcla de cocaína y estricnina que le sumistraba su entrenador ayudaron a alcanzar el karma.
Dos pupilos más de este buen hombre murieron por las mismas causas poco tiempo despúes, puede sonar un poco conspiratorio, pero su legado para potenciar el rendimiento deportivo continuó hasta después de su fallecimiento ocurrido en 1897. El hermano de Arthur Linton, Tom, ciclista al igual que él, murió de las mismas fiebres en 1914...
Y en el boxeo las mezclas llegarían a converirse en un arma arrojadiza, es decir, se intentaba drogar al rival para que su resistencia se viera disminuída al máximo.
Un claro caso de doping para acabar con las posibilidades del rival

El baron Pierre de Coubertin, un aristócrata frances con mucho tiempo libre, se empecina en volver a crear aquellas olimpiadas griegas llenas de sudorosos y musculados hombres, en aras de la paz y la hermandad entre todos los pueblos del mundo y bla, bla, bla...
Su sueño húmedo se convierte en realidad en  el año 1896, inaugurándose lo que hoy conocemos como las Olimpiadas Modernas. Aquí podemos destacar el gran uso de "reconstituyentes" que hacían los maratonianos para acabar con cierta dignidad los 42 kilómetros de carrera, inyecciones de estricnina y coñac a raudales.
Los maratonianos de las primeras Olimpiadas Modernas y sus mascotas

Hasta finales de los años 30 lo único que el COI hacía para acabar con estas prácticas fue utilizar la técnica matriarcal de "niño, eso es caca, niño malo", pero con pésimos resultados. 1276507115
Esta forma de conseguir mejores marcas se convertió en algo cotidiano, aceptado y con cierto grado de permisividad por las autoridades, tanto que no sería hasta el año 1952 en el que se da la voz de alarma en los Juego Olímpicos de Helsinski, los deportistas ya no trataban de disimular o de desconocer el uso de tales sustancias, se les fue de las manos.

 
 Helsinki 1952, el espíritu del Olimpismo en estado puro


En las Olimpiadas de Roma 1960 acontece lo que se mascaba desde hacía años, la muerte por dopaje de un deportista en unas Olimpiadas modernas. El ciclista danés Knud Jensen se derrumba en mitad del recorrido, se abre el cráneo contra el asfalto y fallece más tarde en el hospital.
En aquel momento se ocultó el resultado de la autopsia por el bien de la competición, pero se supo que se encontraron en su sangre más sustancias prohibidas que en el cuerpo de Amy Whinehouse.
Amy Whinehouse en su etapa de ciclista olímpico
Fue la gota que colmó el vaso y por ello el COI funda la Comisión Médica, el germen de lo que hoy es la temida Agencia Mundial Antidopaje, en 1961 junto a la Unión Ciclista Internacional, ya que los dos organismos tenían entre sus filas a los mayores escándalos del mundo deportivo.
Unidos de la mano decidieron explorar sus posibilidades en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964. Analizando las muestras de un ciento de ciclistas encontraron a una décima parte de ellos como consumidores de sustancias no permitidas, pero como los análisis no eran oficiales no hubo castigo para aquellos pecadores. Por su puesto que a los deportistas no les hizo ninguna gracia aquel experimento del COI.
"Qué nadie se droga en Tokio! Malditos fascistas del COI!"



 Gracias a este nuevo rumbo por parte de las autoridades, el COI publica en el año 1967 un listado de sustancias prohibidas para que los chicos malos supieran que ya no existía la vista gorda.
En los Juegos Olímpicos de Invierno en Grenoble de 1968 se inaugura de forma totalmente oficial (y para preocupación de nuestro amigo de japonés de arriba) los controles antidoping, con unos laboratorios dignos de cualquier capítulo de CSI... y nadie da positivo.
De ahí a los JJOO de México del mismo año, momento crucial para la lucha contra el doping. El primer afortunado en entrar por la puerta grande de los tramposos fue el atleta sueco Hans Gunnar Liljenwall que pensaba que estaba de fiesta en Salou, dio positivo en alcohol...
El atleta sueco debió aprender de los maestros en la mezcla del acohol con el deporte, los ingleses

Aparte de los JJOO hubo casos tan extremos que han llegado a nuestros días, por ejemplo:

- El equipo de fútbol de la Fiorentina de los ´70, lleno de trofeos y admiración. Pero en el año 2005 un fiscal quiso indagar en los motivos de la muertes extrañas de 3 integrantes y de las enfermedades de otros 5 componentes de aquel equipo. Se sospechaba del alto consumo de sustancias dopantes que provocaron esos fatídicos efectos secundarios.
- El equipo de natación femenino de la RDA de los años ´70 -´80 que arrasó en todas las competiciones en las que participó, una de sus integrantes, Kornelia Ender, está considerada como una de las mejores nadadoras de todos los tiempos. Al caer el muro de Berlín, muchos atletas reconocieron que el estado alemán les obligó a inyectarse de todo lo imaginable para conseguir más medallas y así vanagloriarse delante de todos aquellos putos países capitalistas del demonio. Kornelia comentó que la pinchaban desde la tierna edad de los 13 años.
Kornelia Ender y su cuerpo "natural"
Y aquí llegamos a un punto de no retorno, en la búsqueda de burlar la vigilancia de las agencias antidopaje cual niño travieso que intenta ocultar sus travesuras.
Ya olvidamos a la cocaína mezclada con coñac o las inyecciones de estricnina, antes de la llegada de los años ´80 los candidatos a encabezar la lista de los más tramposos del deporte descubren el maravilloso mundo de las hormonas, sí, tales como la testosterona, que musculaban a las mujeres de tal forma que cualquier minero siberiano pareciera un enclenque comparado con ellas.
Cierto es que provocaban que tuvieran más pelo que un gorila macho y un falo de proporciones épicas, pero no era posible detectar tales sustancias en el cuerpo y proporcionaban medallas a raudales.
En las Olimpiadas de Moscú ´80 se calcula que 1 de cada 4  medallistas deben agradecer el uso de esa nueva oleada de ayudas deportivas por conseguir un metal alrededor de su cuello.
Atleta femenina en las Olimpiadas de Moscú 1980


Los tiempos cambian, cambian las sustancias dopantes, pero lo que no varía son las ganas de ganar a toda costa. Por ello quiero dejar un último dato de interés para acabar con este artículo, porque si tengo que citar todos los casos de dopaje desde los JJOO de Moscú hasta ahora tendría que doparme yo mismo para poder acabarlo. Y el último triunfador al que le dedico este artículo es un jamaicano nacionalizado canadiense, un hombre que retó al mismísimo "Hijo del Viento", un tal Carl Lewis, el mejor velocista de la década de los `80 y héroe para los EEUU... Nuestro campeón se llama Ben Johnson, al que siempre le perseguirá la sombra de tramposo dopado por aquella imagen traspasando la meta de la prueba estrella de cualquier olimpiada, los 100 metros lisos,  superando con creces a todos sus rivales y mostrado un cuerpo anormalmente musculado en los JJOO de Seul 1988.
Qué levante la mano el que está corriendo cargado de  estanozolol!!

En directo, emitiendo para todo el planeta, Ben Johnson fue el hombre más rápido del planeta batiendo el record del mundo, pero dos días después se encontró estanozolol, un anabolizante indicado para casos de anemia, pero utilizado en atletas proporciona una dosis extra de músculo,  en su orina.
Descalificado y repudiado por todo ser viviente, acusó al resto de los atletas de ser cómplices en esa máquina de hacer dinero en la que se había convertido el atletismo usando las mismas artimañas que él. Y es cierto, el mismo Carl Lewis había dado positivo en una competición nacional previa a los JJOO, pero la federación de los EEUU se "olvidó" de amonestarlo y de paso comunicarlo al COI.

Y a día de hoy... dejando a un lado a los atletas profesionales y ocupándonos de nuestro amigo del gimnasio he de proporcionar un nuevo dato: según un estudio de la Unión Europea se calcula que un 6% de los asiduos a las salas de musculación lo hacen inflados de anabolizantes, con unos testículos disminuídos por los efectos secundarios, pero con una alta autoestima.
Pequeños inconvenientes para ganar músculo (incluso perder el falo)



Reflexionar sobre lo leído hace un momento cuando volváis a pisar un gimnasio o una sauna repleta de músculos sudados y mínimas toallas tapando las indecencias de sus ocupantes. El narcisismo por un cuerpo escultural o el conseguir unos patrocinadores que te llenen los bolsillos de dinero por tu rendimiento deportivo han seguido el camino de la ilegalidad desde hace miles de años...
Distintos puntos de vista a tu visita al gimnasio

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