Corre el año 1973 y el entonces presidente del Gobierno, Luís Carrero Blanco, sufre un atentado de la mano de ETA. Su coche salto por los aires y vuela a una altura que le permite pasar por encima del tejado de un edifico.
Con las hipótesis de complots, artimañas, mentiras y un largo etc... sigue siendo un misterio como un comando de prigados con menos pelo en el pecho que Justin Bieber consiguiera cavar un tunel y colocar explosivos al lado de la Embajada de los EEUU. El mismo comando que había estado bajo vigilancia policial, identificados y con un cartel de "terrorista" en la espalda. Dicen las malas lenguas que no tenía amigos, que el facebook lo tenía vacía y que todo el mundo lo veía un estorbo para la entrada de España en el club de países sin dictadura
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