Era el 17 de enero de 1991 y casi un millón de soldados de diferentes nacionalidades
comenzaban la operación Tormenta del Desierto en suelo Kuwaití para expulsar al
malhechor Sadam y sus iraquíes pendencieros en defensa de la petróleo democracia.
Fue y es una de las
operaciones militares más famosas y eficientes de la historia reciente, pese a
que Sadam se empeñó en meternos el miedo con sus Scuds y su birriosa temible
guardia pretoriana de coléricos perdedores berserkers. Las fuerzas de la coalición al mando de un Yankee, al que llamaban Oso del Desierto, pulverizaron impunemente al vetusto ejército iraquí y desgraciadamente, las
vidas de un montón de inocentes que no tenían nada que ver con el conflicto.
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