viernes, 19 de abril de 2013

El tulipán manda en Holanda

Hoy empezamos el post con un juego de geografía digno de cualquier concurso tontodelculo interesante de preguntas y respuestas de televisión, con su presentador imbécil y sus azafatas enseñando carne:
- Adivina el nombre del país de la Unión Europea con mayor densidad de población.....
veo que la mayoría se está tocando las pelotas gónadas, otra pista:
- Lleno de canales y con una parte de su territorio por debajo de nivel del mar....
el listo de la clase ha levantado la mano...¡ah, no! es para ir al servicio, otra pista:
- Es el país de nacimiento de Bobbi Eden....
¡Correcto! estoy hablando de Holanda, sabía que nuestros cultos  lectores, amantes del cine de "autor", responderían con buena nota.
* Para aquellos ignorantes del buen cine les informo que la mencionada actriz se hizo un hueco en las noticias internacionales al prometer a todos sus seguidores de Twiter una comidadepolla felación si Holanda ganaba el Mundial de Fútbol de Sudáfrica.
Bobbi Eden: Representando a su país como nadie 

Ahora que hemos acabado el juego inútil anterior nos centramos en este pequeño país europeo, ¿qué nos viene a la cabeza cuando hablamos de él?. Pues sus pintorescos molinos de viento, sus quesos, sus prostíbulos con las alegres trabajadoras a la vista de todo el mundo, sus fumaderos de marihuana, su partido político a favor de la pedofília, etc... Pero nos quedamos con la preciosa estampa de sus campos llenos de tulipanes, dignos del sueño de cualquier  amanerado hombre sentimental que lloró viendo el final de Avatar.
Ya tenemos la receta para nuestro post, un país dinámico, una bonita flor y una crisis económica mundial que me está tocando los cojones resortes de mi paciencia.
Ahora los machos se pondrán a llorar como nenas
¿Cómo se ha producido esta crisis?. La explicación la han dado en multitud de ocasiones los mismos expertos que no la vieron venir y desde este blog daré un ejemplo (h)istórico sobre como, dos características del ser humano, nos llevan a tropezar con la misma piedra en repetidas ocasiones: la avaricia y la gilipollez estupidez.

Volvamos a los Países Bajos, pero en el siglo XVI, un próspero territorio donde el comercio gozaba de buena salud y los ricos mercaderes holandeses exportaban/importaban todo lo que pudiera tener demanda y reportarles una buena cantidad de plata. Snobs y sibaritas, no se diferenciaban mucho de los millonarios actuales, tenían la misma puta costumbre de comprar lo más estúpido y caro para aumentar su ego enfrente de los miserables campesinos muertosdehambre. Y aquí llegan los tulipanes llegados desde el lejano Imperio Otomano (la actual Turquía), una flor que no tiene olor, ni se come, ni tiene propiedades medicinales y que florece un par de semanas al año, lo que se dice una putamierda ruína de flor.
Los ricos comerciantes holandeses deseaban tener en sus lujosos jardines estas hermosas flores mientras se hinchaban como sapos al comentar, con cierto aire "cool", que "estas flores decoran los tocados de los sultanes" y "me ha costado un cojónymedio testículo comprarlo".
El responsable accidental de su introducción se la debemos dar a un botánico follaflores amante de las plantas, Carolus Clusius, que consiguiendo traer los bulbos del Jardín Imperial de Viena (donde había trabajado como médico del Emperador) los plantó en su tierra patria para el deleite de todos los millonarios del país que solían visitar su jardín para sentirse más snobs.
El famoso follaflores amante de las plantas

Era todo un follaflores amante celoso de sus plantas y no permitía que se criaran fuera de su jardín, pero no contaba con la envidia de sus vecinos y en una noche le robaron varios bulbos de esta planta tan exótica en aquel entonces.
Ahora ya estaba accesible el cultivo del tulipán al alcance de quien pudiera pagarlo. Y un apunte ñoño interesante para comprender más sobre esta (H)istoria:
* El 20% del suelo de Holanda se ha ido ganando al mar poco a poco a través de los siglos. Esperemos, por su bien, que ningún Power Ranger enfadado golpee el mar y provoque un Tsunami porque de lo contrario el país se iría a la mierda desaparición completa.
Las tierras ganadas al mar resultaron ser fabulosas para el cultivo de las flores y los campos holandeses empezaron a llenarse de múltiples y bellos colores (parezco uno de esos hombres amanerados sentimentales que cité anteriormente). Y ese colorido comenzó a variar descontroladamente de tal forma que los propios horticultores desconocían el resultado del cultivo de un bulbo... el porqué de aquella explosión de colores digna de un viaje de LSD fue a causa de un virus transmitido por los pulgones, éste provocaba gamas cromáticas aleatorias y por ello exóticas y caras.
"No sé de tulipanes, pero de ver colores..."

Y ya empiezan a pagarse cantidades absurdas por los tulipanes en la segunda década del siglo XVII, como esa moda de comprar todo lo que tenga la manzana de Apple al precio que sea, los holandeses deseaban con fervor aquellas exóticas flores y los listos de turno veían un negocio redondo.
Pronto los artesanos dedicados a la carpintería, los médicos, los maestros, los pirómanos y hasta los intelectuales (que se dedicaban y dedican a pensar y reflexionar sobre la vida) dejaron sus empleos y abrazaron el cultivo del tulipán como la mejor inversión de su vida.
Ya vemos la euforia por la dichosa planta, pero creo que he comentado que la puta dichosa flor aparece un par de semanas al año, entonces... ¿cómo comprar algo que se desconoce su forma final?. La respuesta es la avaricia y la gilipollez estupidez.
Por estos bulbos de mierda tulipán se pagan como si  fueran las bragas de Madonna
Se creó un mercado de futuros financieros, dicho de otra forma, el "windhadel" o como el comprador gilipollas pacta con el vendedor un precio por una cantidad de hipotéticas flores resultantes de una cosecha futura. En teoría prohibida por ley, pero esta curiosa forma de negociar era una práctica común.
 Todo el mundo ganaba, la rentabilidad nunca bajaba, era maravilloso, todos se hacían ricos, había que invertir por cojones  sentido común y si no lo hacías era porque sufrías de alguna enfermedad mental o venérea. Se vendían las propiedades para invertir el dinero en ese mercado de futuros, en seguir comprando las dichosas flores para ser el más "cool" del vecindario, en comprarse un terruño y dedicarse al cultivo... todos ganaban siempre.
Año 1636, la peste bubónica asola a toda Europa, la mano de obra escasea y arrastra los precios hacia el infinito y más allá. La fiebre de la "Tulipomanía" cobra su mayor esplendor. Si existiera internet en aquel entonces podríamos encontrar anuncios en Ebay tipo:
"Vendo un bulbo de tulipán por una casa señorial en el campo y con vistas al mar. Si no es posible me conformo con 15 años de trabajos gratis (y no especifico que clase de trabajos quiero) como forma de pago. El bulbo no lo tengo en propiedad, únicamente un bono que me certifica como dueño de un bulbo cultivado en algún terreno del país. El anterior propietario me lo vendió con la garantía de una gran rentabilidad". "Adjunto acuarela que representa el hipotético color de la flor".
Acuarela del Tulipán a la venta
Y la venta se cerraría enseguida, provocando otro cambio de manos del bono, ni comprador ni vendedor habrían visto el bulbo, el nuevo dueño soñaría con volver a vender el bono por más dinero y el mercado se seguía inflando como lo haría Falete en un self-service.
Falete y sus ganas de comer- te
Y llega el fatídico día del 6 de febrero de 1637, un lote de medio kilo de bulbos no es capaz de ser vendido, las alarmas se disparan, los vendedores se apresuran en ofertar sus plantas, pero nadie paga nada, la bola de nieve se va haciendo más grande. La ley de la oferta y la demanda se hace otra vez presente, pero en contra de los vendedores e inversores, tu producto vale lo que el mercado quiera pagar por él. Y ese momento era una putamierda quimera.
Alguno de vosotros pensareis que eran unos completos idiotas por no bajarse del tren a tiempo, pero... ¿no os recuerda a algo?, ¿la fiebre inmobiliaria que nos ha pasado factura actualmente?.
Aquella escalada de ventas y de familias enteras sin nada más que papeles escritos "vale por un bulbo de tulipán" llevaron al país a la bancarrota y a la necesidad de pedir un rescate a la Unión Europea si existiera por aquel entonces.
"¿Y qué hacemos con toda esta mierda cantidad de tulipanes?", se debieron preguntar los agotados y arruinados inversores. "¿Y si en un futuro los vendemos al resto del mundo convenciéndolos de que son bonitos y maravillosos?", "¿ creéis que alguien cometerá la misma estupidez como nosotros?"

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